Faustino Lobato escribe sobre ESTADO DE ALARMA de Maribel Tena García
Las páginas de la obra muestran la sucesión de los días. Y en ese suceder es el ESTADO DE ALMA[10]el que aparece. Sí, de ALMA porque es el espíritu- en este estado particular del confinamiento- el que puede apreciar la solemnidad de las acciones como fruto del vivir despacio, con lentitud. “Hacía tiempo que no me duchaba tan lentamente…-dice nuestra poeta- //He comido muy despacio…” Es el momento de sentir todo, como una realidad que te abraza, a la que no se llega, sino que te viene [ como un regalo]. “Por fin ha llovido y el campo ha venido a nosotros.” Es el eikon perfecto, casi místico donde el ser humano se siente protegido. Veo este cielo y tengo techo[11]. Es el sentimiento de ser TAL[12] cual nos descubrimos, “que no somos la medida de todas las cosas” superando la actitud sofista[13] de algunos. Importa mirar los gestos sencillos del ser humano para universalizarlos configurando un nuevo currículum vitae. Yo añadiría el amor (de mi tía de 77 años) con que la he visto tender la ropa y cocinar…Así, es el ALMA[14] repleta de gestos sencillos la que conforman su haber curricular: He cortado uva. He sembrado maíz. / He cogido algodón…cuidados animales. / Todo lo que me caía, porque todo era poco.
A pesar de todo, el libro pone de relieve las complicaciones que el confinamiento provocó [y sigue provocando]. La situación, fuera de lo acostumbrado, empujaba a gritar hasta decir: [ESTO ARMA][15]. Armarse de los medios más inmediatos, entre otros, internet. Maribel, como profesora de bachillerato, sabe que este momento marcó una inflexión al emplear prioritariamente las [plataformas] atraves de las que, en estado de alarma, se establecían las comunicaciones. El face a face con las personas empezaron a darse con una pantalla al medio comprobando que no hay prodigio del tacto, pero sí multitud de usuarios: “hay 21588 conectados”. Así es, la realidad presencial se reducía a la visión informática. Terrible, la bondad del mirar se filtraba por la piel-pantalla de los ordenadores, tabletas, teléfonos. De esta manera, el DERMA[16] [ δέρμα] humano quedaba lejos del tacto, “debíamos aprender a tocar, mirar o decir desde el cuidado” …Ahora, las manos, tan hábiles aprendiendo el idioma del tacto. Y ante tanta limitación permanecía el ARMA[17] del dolor aceptado, ese dolor aplazado que recorrerá las calles reclamando su cauce de silencio…/ Por ahora lo contenemos en un pozo en el que flotan unos cuantos ojalás. / Hay días que ese pozo está medio seco. / Son los días que nos recuerdan que nos debemos tocar. Llegado a este punto de la reflexión, Maribel como una Antígona, reclama “poder tocar lo que se muere[18]. Lo vivo late solo.
Reseña completa aquí:
http://faustinolobato.com/2021/04/28/estado-de-alarma-maribel-tena-garcia/